Romanticismo

Llevo un tiempo pensándolo, pero el otro día vi la película (500) Días Juntos (cuya crítica, junto a la de la aburrida Agora, podéis leer aquí) y me terminé de convencer: Ser pagafantas está de moda.

Las películas románticas están cambiando (a mejor... lo cuál no es nada difícil). Antes el protagonista encontraba a la chica perfecta para él y, después de X vicisitudes ella se daba cuenta de que era el hombre de su vida. Se besaban y fin. En el 90% de los casos, esa sensación es totalmente ficticia. Te paras a analizar los personajes y dices... Ese tío se ha enamorado de ella porque está buena, simple y llanamente. Ella se ha enamorado de él porque... pues... esto... porque lo ponía en el guión, supongo.

Nunca me han gustado las películas románticas (salvo contadas ocasiones). Me parece un género muerto hace tiempo y que nunca aporta nada al espectador. Pero aún así, siempre hay subgéneros y formatos mejores unos que otros. En este caso lo divido en tres categorías:

a) Amor imposible: Las mejores de todas. La pareja se quiere con toda su alma. Están TAN conectados el uno al otro que la gente alrededor quiere ejecutarlos para que dejen de decir ñoñadas. Pero es un amor imposible... "Ella es una Capuleto, yo soy un Montesco" resume este tipo de obras. Molan porque sabes a lo que vas y lo que te interesa es cómo se ha contado la historia de siempre, la química entre actores y la carisma del malo de turno. No hay más, desconecta tu cerebro y disfruta. Titanic mola. Moulin Rouge mola (aquí es donde me gritáis). Y hay cientos de versiones que NO molan desde Crepúsculo hasta... diox, preguntadle a cualquier quinceañera, ellas sabrán.

b) El enamorado: No confundir con el pagafantas, que son conceptos diferentes. El enamorado es una persona que se queda prendado de otra pero las convenciones sociales no lo permiten ¡Maldición! Ellos están enamorados, pero no lo dejan ver por miedo a... lo que toque en la peli de turno. Desde soy la animadora y tú el friki de instituto hasta el jefe y la secretaria, pasando por el hombre casado y la chacha. Son todas clónicas y tienen menos elementos interesantes que las otras. La diferencia básica con la anterior es que su amor no se consuma hasta el final de la peli. Básicamente los elementos en que se sustentan son en mantener la tensión sexual hasta el final con diálogos más o menos interesantes entre medio. Pura mierda, vamos. En este subgénero hay películas buenas (cualquier comedia romántica de Billy Wilder, por ejemplo) pero es un género tan quemado, y la sociedad ha avanzado tanto en este campo, que ya no existe forma humana de sacar algo bueno de esto. Al menos todavía a los de Hollywood no les ha dado por sacar remakes de estas películas... TODAVÍA.


c) La conquista: Diox, como odio este subgénero. Lo odio con todo mi corazón y parte del extranjero. Ejecutaría al inventor de este subgénero si me lo encontrara. De verdad que lo haría. Básicamente se resume en una personas (el 99% de las veces un hombre) se enamora perdidamente de la otra persona y se pasa toda la película haciendo el imbécil para que se fije en él/ella. No hay NADA en esos personajes que te hagan pensar que la relación puede durar o (más importante aún) deba siquiera existir. Son sólo dos personas incompatibles cuyos primeros impulsos (alejarse y huir) eran correctos, pero que ella/él está tan buen@ que él/ella hace tontuneces romanticoides para enamorarl@... Lo más enfermizo del tema es que, de normal son personas incompatibles y uno de los dos ha de cambiar toda su forma de ser para que la relación funcione. Da asquito. Si no sois compatibles ¡Joder, pasad página, imbéciles! ¿No veis que si cambiáis (o peor, y más típico aún, obligáis a cambiar a la otra persona) lo único que conseguís es una relación enferma en sus cimientos? Es... estúpido. No se me ocurre ninguna obra que se salve (salvo Ameliè, que es el antiejemplo perfecto ya que hay conquista pero son almas gemelas sin saberlo) de esta quema: Desde la irracional (aunque divertida) historia de Ross y Rachel en FRIENDS hasta la odiosa Un Buen Año pasando por toda la historia de las películas de la infancia de todo el mundo y el 99% de las series actuales. Puaj.

Pero está empezando a surgir con fuerza un nuevo formato romántico. El pagafantas. Y... DIOX, que buenas son estas películas. No sólo porque, tristemente, me sienta identificado con el prota (casi siempre masculino, cómo no) sino porque el discurso por fin está cambiando.

El amor no es para siempre. Asúmelo y sigue con tu vida.

Son películas de superación, de personas que sufren por amor y tienen que hacerse fuertes por ello. Cómo conocí a vuestra madre es el ejemplo perfecto. Hemos ido viendo la evolución de Ted, que (aviso de SPOILER) en la primera temporada era un llorica sin novia y que, tras la relación con Robin y la bofetada de la rubia al romper la boda, ha cambiado su forma de ver el amor y ¡Es feliz! Sabemos que terminará casado y feliz, pero una cosa no quita la otra (FIN DE SPOILER). El foco cambia: No es una conquista, es un aprendizaje. Cada ciclo pule un poco más la nueva relación hasta que encuentres la buena.

Es un buen mensaje, con chicha y con buena fe. La sociedad ha cambiado respecto a su visión del amor, siendo mucho más sano este, y no el modelo romántico del siglo XVIII que vamos arrastrando por inercia más que otra cosa. El nuevo romanticismo es mucho más práctico, pragmático y funcional. Romeo Montesco era imbécil, William Wallace estúpido y Joffrey Baratheon no es más que un niño rubio que merece morir.

El romanticismo ha muerto ¡Larga vida al romanticismo!