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sábado, agosto 21, 2010

Una tarde en el museo

De pequeño le conté a mi abuela un chiste MALÍSIMO que le encantó. Se lo contaba cada dos por tres porque ella se lo quería contar a sus amigas y nunca se acordaba. Como no se acordaba, al final decidí dibujárselo y regalárselo. Por supuesto, por aquellos tiempos mi dibujo era incluso peor que ahora y mi narrativa venía de los cómics de Mortadelo y Filemón. Imaginaos el resultado.

Cuando mi abuela se mudó aquí desde Madrid perdió el cómic que hice de pequeño así que ayer, que era su cumpleaños, decidí volver a dibujarlo de nuevo. Mi hermana me ayudó con la portada y la logística editorial (vamos, imprimir las páginas y graparlas entre sí...) para que todo saliera bien.

Este es el resultado:



Una tarde en el Museo


Podéis observar que lo de los chistes malos viene de lejos, que no es algo nuevo. Y aunque el chiste en sí es horriblemente horrible, he mejorado bastante en otras áreas como la perspectiva o la narrativa.

Y es que me he dado cuenta de una cosa importante: Ya tengo deformación profesional. Me pegué un día haciendo diseños de los dos personajes y estructurando cada página, aunque esto sea una chorrada que sólo vaya a ver mi abuela (y que, dicho sea de paso, no va a saber valorar este trabajo) y me di cuenta de una cosa ¡Estaba haciendo trasfondo de los personajes!

No sólo son viejas verdes standard. Cada una tiene su propia historia que, aunque nunca la conozca el lector, es importante para conocer sus reacciones. Como me dijo un buen amigo "¡Todo tiene explicación! Que no lo sepa el lector es lo de menos"

Amanda (así se llama la de verde) perdió a su marido en la Segunda Guerra Mundial y ella sólo se enteró cuando fue a buscarle a la estación de tren y observó como bajaban su féretro. Viuda a muy corta edad, nunca quiso relacionarse con nadie más y simplemente se encerró en sí misma. Yendo cada día con su arrugado traje verde a la estación, esperando que llegara su difunto marido. Su madre la educó en la buena educación. "Una mujer está ahí para su marido, es el pilar de su familia y no tiene derecho a dejar que sus sentimientos afecten a los demás".

Así que educada en la represión y siendo fiel a su marido (incluso después de muerto), ha vivido sola toda su vida, hasta que sus sobrinos han decidido que un asilo es lo único que pueden ofrecerle.

En cambio Rogelia (que así se llama la del azul) siempre fue una adelantada a su época. Tuvo varios maridos y ahora tiene más de 20 nietos, que ve sólo en ocasiones especiales. Siempre fue jovial y juerguista, así que desde que murió su esposo hace unos años se aburría en casa como un mono. Vendió su casa para costearse vivir en una residencia porque, según ella, nunca le gustó cocinar. Realmente es porque quería conocer otros viejos y ver si podía ligarse a alguno.

Siempre que puede se fuga de su residencia (sobornando a sus guardias con chaquetas de punto) para charlar con cualquiera que se siente en su banco del parque. Acaba de conocer a Amanda que, claramente, necesita aprender a vivir. Si al menos se atreviera a decir la palabra Pene... Bueno, Rogelia tiene un plan para que Amanda pierda esa cara de amargada de una vez por todas. El museo es un buen lugar para empezar.

Y eso es todo. Me encantan los diseños, sobre todo el de Rogelia, que me recuerda tanto a Tata Ogg, pero como si viviera en una residencia moderna. Ni se molesta en vestirse para salir de su "prisión", así que va con su pijama azul y las Crocs a todos lados. También me encanta la manera de protegerse de Amanda con ese bolso enorme que sabes que sólo tiene pañuelos y medicinas, como si se lo fueran a robar.

Realmente soy consciente que el cómic no es gran cosa, pero lo he hecho con mucho cariño y ¡Leñe! me he encariñado con él.

Cagüen...

Taluego!

PD: Y por supuesto, no podía faltar una referencia freak en el cómic ;-)

2 comentarios:

Reysant dijo...

Lomitan, no puedo descargarme el comic, no se me abre... me lo podrias enviar el correo, porfis...

por cierto, cuando vas a dejarte ver por tango? la sem pasada fui a dos milongas, la del miercoles y la del sabado en el hotel santa catalina, te perdiste mi bajada de azucar a 43 con los biaggi, y como domingo se nego a sacarme hasta que no la tuviera por encima de 100.... en fin...

eso, que manifiestate y eso... tal.


PD: volvias a tener razon...ya te contare...

Reysant.

Álvaro Loman dijo...

No estoy yendo a tango porque tengo una lesión en el tobillo. Ahora mismo voy al médico rehabilitador para que me diga cuando empiezo :-(

PD: Yo NUNCA me equivoco, salvo cuando no tengo razón.