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domingo, septiembre 30, 2007

Magia

Saludos!

Hoy tengo ganas de contaros un par de cosas que me han ocurrido a lo largo de mi vida. Soy consciente de que son eventos que no tienen absolutamente nada que ver con la magia, pero me gusta pensar que es así, y sonreir para mis adentros pensando en la historia que tienen detrás:

EL PAÍS DE LOS PELUCHES:

Un día estaba con un amigo esperando el autobús (Que aquí son amarillos y se llaman Guagua) en la Alameda de Colón, que es la primera parada para muchas líneas, por lo que muchas veces las guaguas están paradas hasta que venga su conductor, las arranque y se las lleve de paseo por la ciudad. Pero ese día en concreto, nos dimos cuenta que uno de esos vehículos (La línea 2: Alameda-Puerto) tenía en su cartel un destino muy diferente: EL PAÍS DE LOS PELUCHES.

Mi amigo y yo empezamos a especular sobre donde estaba el país de los peluches y, cuando llegó el conductor, se lo preguntamos. Su respuesta fue de lo más enigmática: "Eso nadie lo sabe".

Me gusta pensar que cuando un peluche se pierde, es porque va al país de los peluches, país que se está desmoronando por la falta de imaginación de los niños de hoy en día, que prefieren muñecos articulados a los peluches de verdad. Es por eso que los peluches deben volver a su hogar, para reparar las grietas por donde fluye la realidad y los va destruyendo poco a poco ¡Comprad peluches y salvadlos de su futuro incierto!

EL HADA

Un día, poco antes o poco después de carnavales, yendo en guagua a Transilvania (Un club de rol de por aquí) se subió un niño de 10-12 años con síndrome de Down. Yo estaba sentado en los asientos de la derecha del vehículo, y a la izquierda había un asiento mirando hacia atrás. El niño se sentó en ese asiento, pese a existir asientos más cómodos detrás. Pero lo curioso es que iba disfrazado de mago (Túnica marrón brillante con estrellitas azules y gorro de mago a juego) y no dejaba de mirarme.

A todo el mundo parecía no extrañarle que hubiera un niño disfrazado (Ya que es raro ver gente sola disfrazada cuando todavía no es carnaval) en el transporte, incluso recuerdo mirar hacia los lados buscando a alguien que mostrara algún tipo de extrañeza en la mirada. Pero todos estaban a lo suyo, y el niño no dejaba de mirarme, hasta que, una parada antes de la que me bajo yo, el niño me saludó con la mano, sonrió y se bajó del autobús. Fue muy raro, ya que había subido para una parada nada más...

Y una vez más, a mí me gusta pensar que ese niño era un changeling (Un pooka, probablemente) y que yo era el único que podía ver su forma feérica (Básicamente, un changeling es un hada dentro del cuerpo de un humano. Su forma feérica es su cuerpo real y sólo otras hadas y algunas personas con mucha imaginación pueden ver esa forma. Los demás sólo verán al humano sin nada de especial). Él se dio cuenta de ello y por eso me saludó.

Bueno, estos son mis momentos Changeling, como me gusta llamarlos. Y que conste que no soy el único que he visto el autobús al País de los Peluches, de vez en cuando va a la Alameda de Colón para recoger peluches perdidos que quieren salvar su propio mundo porque el nuestro no tiene solución.

Ains...

Taluego!

4 comentarios:

eme_al_cubo dijo...

Tarde o temprano tenía que pasar, si ya lo sabía yo, se te ha ido del todo... ¿A dónde? No sé, probáblemente al país de los peluches... xD

Acuática dijo...

Pues algunos de los peluches q he tenido a lo largo de mi vida deben de estar en ese país tan misterioso... Otros, como mi osito de peluche marrón, han permanecido a mi lado desde los 7 años. Espero q mi Mokona nunca se pase por allí.
Lo del hada es porq a lo mejor el autobús en el que viajabas pasó por Faerie y no te diste cuenta.
Quien sabe.
Abraza a tu Mokona!
Bss

Álvaro Loman dijo...

M3: Pero sabes donde no se fue... ¡CON DC! No como tú... Traidor.

Marina: Los ositos de peluche marrones tienen un dispositivo teletransportador, aunque nadie lo sabe. Es por eso que PARECE que nunca ha desaparecido...

Thanos_Malkav dijo...

Pues yo sigo con mi mono de peluche en mi cuarto, que tengo desde que llegué a Canarias poco antes de cumplir los 6 años (el que siempre tengo encima de la cama y que debes haber visto 1000 veces).
Y estoy seguro de que debe pertenecer al Círculo Interno del concilio de los Peluches, porque a veces me da la impresión de que sabe demasiado...