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martes, noviembre 10, 2009

Reencuentro

Ayer, después de siete años de amarga enemistad, he vuelto a reconciliarme con un viejo conocido: Las peluquerías.

Primero me dejé el pelo largo durante 4 años, luego me rapé al cero (yo solito, con una cuchilla de afeitar, desgraciándome la cabeza) y por último me dejé crecer el pelo recortándomelo cortito cada dos semanas con una maquinilla eléctrica (manejada por mi querida mamá, la más grande del mundo entero y parte del extranjero) hasta que hace cosa de un mes decidí dejármelo crecer otra vez. Pero ahora ha crecido demasiado y empezaba a parecer un gato con un limón en la cabeza. Así que me tragué mi orgullo y me fui a la peluquería.

Y no es tan malo como recordaba. Eso sí, tuve que pagar con tarjeta porque no tenía dinero suficiente para pagar (¡¡En mis tiempos ir a la peluquería costaba 800 pesetas!!). Pero es que mis recuerdos de las peluquerías son muy malos. Son lugares de frustración y aburrimiento supremos liderados por personas sin sentimientos que huelen a laca.

Mi odio hacia las peluquerías viene de lejos, cuando de pequeño iba allí y estaba una eternidad (en mi mente eran 3 ó 4 días mínimo, no sé en la realidad). Mi única compañía eran la revistas que ponen para leer, que en mi caso se reducían a un periódico cutre, un par de Don Balón de hace meses y un par de Interviús. Claro, yo quería coger las Interviús (más que nada por ser algo prohibido, no para zumbármela mientras esperaba) pero nunca me atrevía. Mi estrategia era muy sencilla:

1. Hojear un Don Balón (nunca me ha gustado el fútbol, así que era una parte aburrida).
2. Soltar el Don Balón encima de un Interviú.
3. Coger el Don Balón y el Interviú a la vez...
4. ...y en un alarde de agilidad, introducir el Interviú dentro del Don Balón para poder ver tetas sin que nadie lo supiera.

Pocas veces llegaba tan lejos, sinceramente. Incluso recuerdo una vez que conseguí coger el Interviú pero no me atreví a ir a las páginas guarras, y tuve que leer una cosa aburrida sobre a-saber-qué.

Incluso cuando ya tuve edad para ir sólo a la peluquería, seguía sin atreverme a coger las Interviús, así que realizaba el mismo ritual estúpido. Al menos así pasaba el rato, porque las peluquerías son TAN aburridas que tienen un aura de infelicidad alrededor que acapara varias manzanas (lo cuál donde vivo es algo peligroso, porque hay casi más peluquerías que bares)Podría llevarme una consola o algo para leer mientras esperaba, pero como tengo gafas... No puedo leer mientras me cortan el pelo.

Qué chungo.

Lo dicho, aburridísimo. Y odiaba los golpes en la cabeza cuando te cortaban el pelo, o esas amenazas del tipo "no te muevas o los Reyes te traerán carbón". Y yo pensando "¿Y a ti no te lo traen por traumatizar niños?". Un coñazo, en serio. Y esa manera de memorizar lo que querías que te hicieran, cuando en realidad lo que querías decir es "¡TAN CORTO QUE NO TENGA QUE VOLVER!"

Así que en cuanto pude, me libré de esos crea-traumas conocidos como "Peluquerías".

Pero en serio, no son tan malos. Ayer fui a uno, armado de valor y el básico de Los Esoterroristas para leer en la espera, pero en 20 minutos ya estaba fuera con el pelo cortado... ¿De pequeño tardaba tan poco? ¿Mi cerebro ha ido transformando mis recuerdos de peluquerías a portales dimensionales hacia Hellraiser? ¿O es que han cambiado en este tiempo y nadie me había avisado?

Inquietante.

5 comentarios:

Acuática dijo...

¡Queremos una foto del resultado!

Miriam dijo...

xDDDDD Pobre!!

Menos mal que ya has asumido que no son tan malas, siguen siendo aburridas, eso sí... Al menos tienes la suerte de tardar poco!

Sandman dijo...

Joder macho, yo no se a que peluquería te llevaban a ti :S. No es que salte de alegría cuando me voy a cortar el pelo, pero vamos, tampoco voy temblando de pánico; con la calma.

Si hay un motivo para quejarse con respecto a las peluquerias, sería que siempre te hacen el corte que les sale de los cojones, le digas lo que le digas. La técnica para solucionarlo es, ir rotando por peluquerias hasta encontrar una en la que lo que te quiera hacer el peluquero, coincida (o se aproxime) a lo que tu quieres xD.

Es un ritual parecido a encontrar tu bar. Pasas por muchos hasta encontrar tu rinconcito.

P.d: si, la cosa se ha encarecido mucho a la hora de cortarse el pelo.

Thanos_Malkav dijo...

Yo creo que estoy siguiendo una evolución contraria a la tuya. Me explico:

Las peluquerías son aburridas, pero siempre he podido acompañar la espera con cómics o lecturas traídas desde casa, por lo que nunca ha sido algo traumático en mi infancia.
Sin embargo, desde que volví de mi huida de ellas durante un par de años cuando me dejé el pelo largo, cada vez más me invade una sensación de pérdida de tiempo y de dinero. Porque yo me pregunto, ¿si pido cita a una hora, por qué siempre me toca esperar un buen rato a que me atiendan? Tengo poco tiempo libre, y no es ahí donde quiero pasarlo...
O peor aún, ¿cómo puede subir tanto el precio del corte de pelo?

El caso es que últimamente estoy dándole vueltas a cortarme el pelo en casa con una máquina propia y listo. De momento lo único que me frena es hacerme un estropicio...

Warnert dijo...

Tu vida me importa cero, Álvaro. Pero siento curiosidad... ¿ De dónde sacastes la foto del gato?