¡Suscríbete al blog! Todas las canciones de los lunes en tu Spotify

viernes, julio 23, 2010

Réquiem por un móvil

Hoy, he perdido mi móvil de una de las maneras más estúpidas que existen. La tarjeta (y milagrosamente, parte de la agenda) se ha salvado. Pero el móvil ha pasado a mejor vida. Lo cuál me lleva a querer rememorar la historia entre mis móviles y yo.

Recuerdo mi primer móvil (que todavía conservo). Era heredado de mi hermana, un Nokia tochísimo, con una horrible carcasa tuneada blanca con líneas tribales negras. Me compré una tarjeta orgulloso y tenía planes magníficos con él: La melodía del móvil sería la del Monkey Island, y de fondo de pantalla "Mägo de Oz". Tendría una gran agenda y una puntuación maravillosa en el Snake... Hasta que entré en el mundo de la compatibilidad de tonos entre móviles ¿Politonos? ¿Qué coño es eso? Al final conseguí de manera milagrosa que sonara la canción de los jefes finales del Final Fantasy VII, y el fondo siguió blanco hasta el fin de sus días.

Ya por aquel entonces el teclado funcionaba raro: Había que apretar las teclas muy fuerte y la cobertura era digna de un inalámbrico. Además, con el tiempo el teclado se caía y sonaba "raro", así que pensé en cambiar por otro modelo que, ojalá, tuviera pantalla con colores.

Y así fue. Me compré un móvil nuevo que ya ni recuerdo cuál era, ni cuanto me duró. Aunque sí se que empezó su periplo en el último año de instituto. Era pequeño (en comparación con el anterior) y la tarjeta no encajaba, así que tuve que cambiarla por otra más pequeñita. Ese móvil era horrible, no tenía ni siquiera el Snake y no me gustaba una mierda...

Ahora mi memoria se vuelve difusa. No recuerdo exactamente el orden (ni siquiera el número) de móviles que han pasado por mi haber, pero probablemente ronden los seis o siete... Intentaré dentro de lo factible que la historia se ciña a la realidad, pero no sé si lo conseguiré. De todas formas, tampoco importa mucho ¿No? Creo que este móvil (o quizás perdí ese y me compré otro) al que tanto odiaba decidí jubilarlo en segundo de carrera, por lo que me compré otro. Un Nokia gris pesado y algo más grande, pero que siempre me cayó mucho mejor. Y además, tenía el Snake II ¿Qué más pedir a un móvil? Guardé el odiado en un cajón y seguí con el otro.

Al ir a comprarme ese móvil, tuve una de esas ideas que, sí, vale, no son muy originales, pero te salvan la existencia: Hacer un txt con los números de teléfono de todos mis contactos. A día de hoy conservo ese txt, aunque debidamente reconvertido a Google Notebook, pero con el tiempo se ha convertido en una de mis mejores amigas. Por supuesto mi vena por tener un móvil con sintonías curradas había desaparecido. Sólo quería uno que funcionara. Este móvil me encantaba: Era más pesado que el otro y, por lo tanto, más difícil de olvidar, y el Snake II era una delicia. A las dos semanas se me cayó y dejó de funcionar.

Así que volví al móvil odiado.

Y como por efecto de un karma extraño, este móvil desapareció. El (posiblemente) primero de una larga lista de móviles (junto a dos carteras y dos o tres chaquetas) que han desaparecido en las entrañas del servicio de guaguas. No habían pasado ni dos meses y el móvil había desaparecido. Esto abrió la veda para una orgía de desapariciones, casi todas en la guagua. Me es imposible discernir el orden, aunque sí recuerdo algunas de las pérdidas más surrealistas.

Siempre que me voy de acampada me llevo el móvil apagado, por eso de que no se pula la batería buscando cobertura, pero teniéndolo a mano por si ocurre alguna emergencia. En una de las acampadas perdí el móvil y, claro, llamar no servía de nada porque estaba apagado. Tuve que comprar otro móvil (el Plan Estrena es también uno de mis grandes amigos) que me duró, probablemente, unos ocho meses (la media, vamos). Pero al año siguiente, al ir a la misma acampada, descubrí ese móvil en el fondo de la mochila... Como la mochila había pasado por la lavadora, el aparato había quedado inutilizado, así que lo tiré a la basura y juré no decirlo nunca.

Hasta hoy, claro.

El móvil al que más aprecio he tenido ha sido uno que nos convirtió a dos amigos y a mí en "hermanos de móvil". Básicamente los tres teníamos el mismo modelo de móvil y cuando uno lo sacaba para lo que fuera, los otros dos hacíamos lo propio y gritábamos como imbéciles.

Molaba.

No tenía el Snake, pero tenía un juego de un cavernícola (¿"Guapo" puede ser el nombre?) Creo que ese móvil fue el último que perdí, aunque no estoy seguro. Si no habéis leido esa historia, hacedlo, porque MERECE la pena.

Hoy he ido a comprar el móvil nuevo (el modelo siguiente al anterior) a la misma tienda. En vez de estar atendiendo las mismas imbéciles ineptas de la otra vez, había dos cruasanes con gafas de pasta. Estuvimos esperando un rato y, justo cuando me iban a atender, llamaron a Jose al móvil.

Bueno, para quien no conozca a Jose... él habla con el Caps Lock activado ¿Vale? Así que cuando el buen hombre me sonrío y me preguntó que qué quería, sonó tal que así.

- Hola ¿Qué desea?
- Buenas, yo...
- ¿SÍ? NA, AQUÍ ESTOY, EN LA TIENDA DE MÓVILES CON ÁLVARO, QUE EL MUY CABESTRO (momento que aprovecho para hacer un gesto al dependiente, invitándole a escuchar a Jose hablando por móvil) SE TIRÓ AL AGUA CON EL MÓVIL EN EL BOLSILLO Y SE TIENE QUE COMPRAR OTRO, EL MUY SUBNORMAL.

El cruasán sonrió, asintió, y siguió conmigo, acostumbrado a estas gilipolleces.

- ¿En qué móvil estabas pens...
- El más barato ¿Tengo puntos en la tarjeta?
- No, la tarjeta no da puntos: Da Antigüedad (tooooooooma) con lo que puedes optar al Plan Estrena.
- SÍ, CUANDO TERMINE AQUÍ VOY PARA ALLÁ. SÍ.
- Vaaale ¿Y qué me ofreces del Plan Estrena?

El tío me saca un papelico, pero como me conozco el percal, le pregunto cuales tiene de verdad. Cómo no, sólo tiene dos de los doce del papel. En eso vuelve Jose, que ya ha dejado de gritar por teléfono.

- Jose, tío. Pareces una madre, siempre gritando mis cagadas.
- SIP.

Al final, decidí pillarme un móvil de paquete, que era más barato que el Plan Estrena (15€) y me daba 12€ de saldo por la cara. Pero la conversación siguiente se tornó... raruna.

- Jo, el móvil casi te sale gratis ¿Eh?
- Y menos mal, porque no gano para móviles. Jeje.
- Ahora podrás ir a la playa con él.
- Euuuu. Sí, claro.
- Como te salió casi gratis.
- Sí, le digo a un amigo "ponemos cada uno euro y medio y jugamos a pasarnos el móvil en el agua".
- Sí, yo lo he pensado hacer algún día.
- ¿Eh?
- Sí, claro, porque llevarse el iPhone a la playa es una locura, que se te ralla.
- Aaaaah.

Mucho móvil, mucho rollo... Pero luego no puedes jugar al A-E-I-O-U con él. Vergonzoso...

1 comentario:

Thanos_Malkav dijo...

Sin duda alguna, la mejor pérdida fue la del móvil que permaneció escondido en el fondo de la mochila XD